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spain-yes@spainyes.es Sí, sin complejos, sin problemas. Tenemos un gran país y hay que decirlo bien alto. Desarrollado y democrático. Hermoso en sus ciudades y pueblos, hermoso en su naturaleza y repleto de buena gente. El separatismo miente y no podemos rendirnos a su mentira. Intenta convencernos a nosotros y al resto del mundo que España es un país cutre, de gente chapucera y vaga, herederos directos de Franco. Y es tal su insistencia que hay quien lo cree. La maquinaria propagandística del separatismo está en funcionamiento constante e incansable. No podemos dejar que una fábrica de mentir, levante muros, divisiones, enfrentamientos, haga caer la economía, siembre la discordia en nuestra Europa... No son demócratas luchando por la libertad, son separatistas a los que nos les importa otra cosa que imponerse por el medio que sea.

Ritos tribales. El poder de la tribu. Fuera de la tribu no hay nada. En la tribu soy fuerte. Parecen muchos, pero representan a muy pocos.

Alcaldes separatistas acuden a Bruselas a apoyar al ex-presidente autonómico Puigdemont. La imagen ya repetida, no puede sino recordar las manifestaciones endogámicas y centrípetas que a veces celebran las tribus. Ombliguismo llevado al extremo en el lugar donde las fronteras se difuminan y se abolen. Algo así como celebrar una misa negra en una catedral.

Se acabaron las sonrisas. Querían jactarse de ser los más simpáticos, los de la revolución de la sonrisa. Solo una fachada, cuando en el día a día los no independentistas sufren una tensión y agobio constante, en el que no se les permite ser lo que son, en el que se les presiona para asfixiarlos y que no se sientan cómodos, en el que directamente se les agrede sin pudor, verbal y físicamente. Mujeres a las que se les insulta de forma machista o a homosexuales de forma homófoba, con los tintes fascistas que rápidamente asignan a los demás...